Con su devoción a San Miguel Arcángel construye la iglesia de Las Breñas. La divina providencia hizo que la petición fuera escuchada y le correspondiera un sacerdote de la Orden a San Francisco de Asís cumplirla.

En 1927 realizó su primera misión en Las Breñas el franciscano Wenceslao Espinosa, perteneciente a la provincia de Asunción del Río de la Plata; había nacido en Tucumán e integró la Comisaría de Misioneros, afectado a la provincia de San Miguel de Arcángel que comprende Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Chaco y Formosa; misionó en San Martín norte, Santa Fe, y el Chaco, impulsando la Orden Franciscana Seglara, llamada también Tercera Orden.

Se acercó a esta zona atendiendo las viceparroquias de Las Palmas, Sáenz Peña y Villa Ángela; de allí, al sudoeste chaqueño se movilizaría en los mismos medios que utilizaba Holzer. En ese año celebró la misa en la capilla de Eduardo Fritz y durante los 15 años siguientes, hasta la inauguración de la iglesia local, oficiará la cena del Señor cada noventa días aproximadamente en la misma capilla a donde concurrían los breñenses, y en el pueblo utilizando una de las habitaciones del Hotel Francés de don Jorge Lheritier, a veces en el Hotel Colón de Domiján y un salón de Cruz Tello. Se preparaba un altar con un cuadro del Jefe de las Milicias Celestiales, San Miguel arcángel, facilitado por Mauricia Tejedor de Diez. Así, en cada visita, Espinosa duplicaba los bautismos, comuniones y sacramentos del matrimonio, creciendo la comunidad de fe y madurando la necesidad de construir una parroquia central en el solar reservado para ello por la Dirección de Tierras y Colonias frente la plaza, la que comenzaría a levantarse durante la década de 1930.

El padre Wenceslao Espinosa al frente de la Viceparroquia del Sagrado Corazón de Jesús de Villa Ángela, dependiente del Obispado de Santa Fe, el 28 de noviembre de 1932 organiza la primera comisión con el propósito de construir la iglesia de Las Breñas. La reunión que se realizó en el domicilio de Primo Cerassi dejó constituida la misma: presidente Luisa Alberoni de Cerassi, vicepresidente Margarita Giordano de Brillada, secretaria Ana Perucca, prosecretaria Margarita Lheritier, tesorera Victoria de Zalezki, protesorera Mauricia Tejedor de Diez; vocales, Luisa Cantero de Pozzi, Italia Teresa Pozzi y Lidia Filomena Cerassi. Inmediatamente se hizo una colecta de $ 20 que fueron entregados al padre Espinosa para la futura obra.

Durante 1933 iniciaron las gestiones para tomar posesión del cuarto de hectárea en la esquina noroeste de la manzana 35, reservada por Tierras y Colonias para la Iglesia central del pueblo. En 1935 colocaron los postes y alambraron el terreno. La colocación y bendición de la piedra fundamental de la iglesia se realizó el domingo 15 de diciembre de 1935.

Al año siguiente, el 27 de septiembre, el padre Espinosa convocó para la integración de una nueva comisión mixta a la que denominó Pro Templo y se conformó con la presidencia de Ubaldo Blanco; vicepresidencias, 1ª de Margarita Lheritier de Sauvage y 2ª de Teresa Ferrato; secretaria Leonor Delgado, prosecretaria Amalia María Fantín de Delgado, tesorero Julio E. Sauvage, protesorera María Ferrato; Vocales, Jorge José Amad, Carmen Neme de Amad y Teodolina Luján Campos. De inmediato se inició la construcción de la iglesia que se le encomendó al albañil Alfredo Romero, ajustándose a un plano traído por el padre Espinosa desde Santa Fe. La obra demandó casi 6 años hasta su inauguración, el 29 de septiembre de 1941.

El 5 de julio de 1937, con motivo de una Misión Popular realizada por los Padres Redentoristas Alemanes, monseñor Nicolás de Carlo, obispo auxiliar de Santa Fe y Vicario del Chaco y Formosa con sede en Resistencia, visita la obra y deja importantes sugerencias para agilizar la construcción. Mientras tanto, hasta contar con el templo, las misas continuaban oficiándose habitualmente en el Hotel Francés y, a partir de 1937, cuando se inauguró el edificio propio de la Comisión de Fomento, en su galería posterior abierta donde, además, las mujeres solían reunirse para rezar el Santo Rosario ante la imagen de la Virgen de Luján.