Canadiense, primer párroco de Las Breñas.
El 8 de marzo de 1962, el obispo diocesano de Resistencia, monseñor Agustín Marozzi, crea la Parroquia de San Miguel Arcángel en Las Breñas, desmembrándola de la charatense, nombrando cura párroco al sacerdote canadiense de ascendencia francesa, Emilio Chenard. De 2 mt de estatura, fornido, con la figura de un gigante atlético, Chenard llegó a Las Breñas proveniente de Cuba. La revolución comandada por Fidel Castro se produjo cuando él atendía una parroquia de la provincia de La Habana.
Después de un año de pesares soportando una situación difícil, logró salir de la isla con un pasaporte diplomático de la Embajada de Canadá y, antes de llegar al Chaco, estuvo 6 meses en su país natal. Se había ordenado sacerdote en la Catedral de Santa Ana de Quebec el 29 de junio de 1953, pasando a depender de la Comunidad de las Misiones Extranjeras coordinada por los obispos franceses.
Lo acompañó en Las Breñas otro sacerdote canadiense que había estado misionando algunos años en el Japón, el padre Juan Huet, quien atendió especialmente el nuevo barrio Itatí concretando la construcción de la capilla consagrada a Nuestra Patrona del Litoral, la que se inauguró el 9 de diciembre de 1962.
El padre Emilio, muy hábil y laborioso montó su taller de carpintería en la parte posterior de la iglesia, y como el mejor émulo de San José inició su obra de virutas aserrín, amor e integración, siendo su primer fruto del oficio un gran mueble para la sacristía donde se guardaban los ornamentos sagrados y elementos litúrgicos utilizados en la misa. Armó su banco con la prensa y corchete para acomodar las tablas y pulirlas haciendo lo mismo con sus palabras tratando día a día de mejorar su español y comprender a su nueva gente.
Cepillando maderas, haciéndoles los cantos con la garlopa y calando con los escoplos, fue armando las estructuras de una iglesia parroquial de pueblo que, si bien había estado atendida por los sacerdotes redentoristas de Charata, primeros misioneros que trajeron la palabra de Dios a esta parte del Chaco, necesitaba una dedicación exclusiva para el conurbano cada vez más extendido como su amplia zona rural den todo el departamento 9de Julio, con ansias de recibir permanentemente a un ministro de la Iglesia.
Entabló una excelente relación con la gente del campo y los primeros tiempos montado en su motocicleta Gilera recorrió todos los parajes y zonas de la jurisdicción breñense dejando una persistente polvareda en los caminos vecinales, que a la distancia delataba su presencia, llegando así a todos los rincones con la catequesis.
Así fue ensamblando tablones como concretando un escenario en la vida de la parroquia donde aparecerían nuevos actores como los productores agropecuarios, integrándose a una dinámica eclesial cuya culminación se alcanzaba cuando en las fiestas patronales consagradas a San Miguel Arcángel, Emilio Chenard salía a la calle con el calderillo y bendecía tractores, volantas y los implementos agrícolas que acercaban los colonos, sellando una vocación.
El padre Juan Huet se dedicó a complementar perfectamente a Emilio atendiendo aspectos que él no alcanzaba a cubrirlos como los programas especiales para los niños, el dictado de clases, la actividad litúrgica, la enseñanza de idiomas ya que Juan dominaba el inglés, francés, español y japonés, perfectamente.
El padre Emilio, que fumaba en pipa, jugaba muy bien al frontón, pegaba muy fuerte con la paleta; además, algunas noches, concurría la Club Social donde alternaba con los habitués jugando algunas partidas de Tute que le encantaba y participando en las conversaciones obligadas del momento, en las que predominaban los relatos de su experiencia en la Cuba socialista de Fidel Castro.
Tres años duró su apostolado en Las Breñas. El 24 de marzo de 1964, Emilio Chenard, en una despedida inolvidable, volvió a encorvar sus dos metros de altura para ubicarse en el automóvil que lo llevaría a un nuevo destino, pero siempre dentro del Chaco, donde ya descansa en paz. Su talla de gigante corporal y espiritual estuvo en las parroquias de Presidencia de la Plaza durante 7 años; Colonias Unidas, San José Obrero en Resistencia, y en Nuestra Señora del Carmen de Villa San Juan en la capital provincial donde atendió a un grupo de la Renovación Carismática Católica. Falleció el 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, de 1997 y sus restos descansan en la capilla de la Medalla Milagrosa de Resistencia.